despedida de los 31 años

Bueno, ya son más de las 12, y oficialmente es mi cumpleaños nº 32...
A diferencia de otros años en que filosofo respecto a mis esperanzas por el año que viene, esta vez quiero hablar de mi año 31, porque se merece unas palabras.

Definitivamente fue un año rudo; para qué entrar en detalles, pero salvo a los 18 que decidí probar suerte en Valpo, no me acuerdo de haber tenido que tomar y hacerme cargo YO de tanta decisión MÍA... como que me desprendí de esa sensación medio adolescentoide que tenía de mí, aunque no descarto volverme una púber maníaca en otra situación que lo amerite.

También fue un año de viajar a mis límites. Cierto que no llegué muy lejos, porque parece que mis fronteras están muuucho más cerca de mí de lo que yo creía, pero este paseo por mis bordes me descubrió lugares de mí que antes no conocía y que completan un poco más mi geografía. Y también tengo ahora cierta certeza de que una travesía de éstas de vez en cuando, aunque me da susto, no me va a destruir, aunque me aporree su resto.

Asociado a lo anterior, fue un año de cumplir ciertos deseos. No todos los que escribí "al estilo Mastretta", porque claro, ésos eran muchos y algunos bastante caros. Pero acabo de revisar la lista y comprobé que por lo menos 6 se cumplieron o van en camino, y casi todos me importan mucho más que varios de los que quedan todavía pendientes. Me daré por satisfecha, entonces.

Y sí, para cumplir los clichés, también fue un año de cambios, aprendizajes y crecimientos. Y de mucha creatividad y emociones varias. Y de mucho trabajo.

Pero lo mejor de los 31 es que me dejaron lo más lista que puedo estar para los 32. Así que para este año que viene siento la emoción del cuaderno nuevo que estrenaba en marzo. Y ésta es la primera hoja que escribí.